Enrique Piñeyro es médico, comandante de línea aérea, actor, productor, director de cine y teatro. De este extraño cocktail profesional nace “Volar es Humano, Aterrizar es Divino”, un espectáculo teatral multimedia. Con la recreación exacta de una cabina de Boeing y un juego de proyecciones que convierten el escenario en un vuelo, la puesta en escena logra una fusión perfecta entre el cine, el teatro y el monólogo de humor.
Partiendo de una espectacular e impactante recreación del accidente del vuelo 052 de Avianca, Piñeyro nos hace reflexionar sobre cómo se ha construido el miedo a los aviones. Con un sentido del humor ácido e inteligente, nos habla del error humano, de los fallos y absurdos de la comunicación y contrapone situaciones de nuestra vida cotidiana con la aviación.

-¿Cómo surgió la idea de esta obra?
-Cuando hice la película Whisky Romeo Zulu (2004), que es la historia de mi paso por la compañía Lapa y de cómo ese accidente se veía venir en cámara lenta, cuando se prendía la luz yo estaba ahí en la sala del Village de Recoleta con un micrófono. Después de la película, tomaba preguntas del público y me di cuenta que se transformaba en un espectáculo en paralelo, o sea que la gente se quedaba, no se iba nadie, se quedaba una hora, hora y media, a veces era más largo después de la proyección que la película en sí. Y me daba cuenta que era lo que más disfrutaba del cine, era eso, era las preguntas y respuestas con el público post-película. Y yo decía, ¿cómo hago para hacer esto sin tener que pasar tres años con la cabeza puesta dentro de un frasco de mayonesa? Porque hacer una película es más o menos equivalente a eso, y finalmente la solución que encontré fue esa, fue hacer el show.
-¿Cuáles eran las preguntas principales o reiteradas que hacia el público después de las proyecciones en el cine?
-Supongo que la turbulencia es el cuco que termina asustando a todo el mundo. Y en general lo que quieren saber es cuánto aguanta, cómo, por qué. Y la realidad es que en general son ese tipo de dudas que tienen. ¿Por qué vuela el avión? ¿Qué pasa si se le apagan los motores? He dicho, si le paso no pasa nada, planeas, tenés 25 minutos para llegar planeando el piso y elegir algún lugar donde tirarte que en general tenés bastante rato para hacerlo, en general llegas a un aeropuerto. Y pasa más bien por ahí, o experiencias que han tenido y entonces te cuentan como que estuvieron al borde de morir y vos decís, pero loco, eso no pasa nada, es absolutamente normal que hayan interrumpido un aterrizaje. Lo hicimos doscientas mil veces en el simulador y ya está.

-La obra se presenta desde hace 12 años. ¿Fue mutando, fueron cambiando algunas temáticas. ¿Cómo fue la evolución?
-Sí, evoluciona, se incorporan cosas que pasan, tendencias que cambian, declaraciones de personajes públicos, en fin, el sinsentido en el que vivimos se va adaptando y las ridiculeces que aparecen por ahí, obviamente se ganan rápidamente un lugar en el show.
-La obra se presentó no solo en Argentina, sino también en países como Italia y España. ¿Hay pasajeros que se siente más seguros por el lugar donde viven o todos tenemos los mismos miedos?
-No, no tienen exactamente el mismo miedo. Lo he hecho en España y en Italia y ponía cosas de políticos nuestros y rápidamente, mirando un poco, encontrábamos la equivalencia de ese personaje en la política italiana, en la política española. Hay cosas que son muy universales y, de hecho, hablando de universalidad, las dos ambiciones inmemoriales del hombre fueron volar y ser inmortal. Y es muy curioso que cuando estás en la cabina de pilotos ves esa euforia de haber logrado una de ellas y te cruzas a la línea de pasajeros y decís, pues a ver, la angustia de no haber logrado la otra. Y vos decís, pero, ¿qué le hicieron a esta gente? Me disculpo, es que yo la pasé tan bien y esta gente la esté pasando tan tan mal. Claramente uno de los dos está equivocado. Y después de más de 40 años de haber sacado mi licencia de vuelo, sé claramente que el que está equivocado, es el que tiene miedo. Pero bueno, yo por eso hago el show, trato de mostrarle que está todo bien.

-¿Sigue volando?
-Sí, vuelo un Boing 787.
-¿Y qué rutas está haciendo?
-Ayer a la noche volvimos de Sudán, que justo salimos 12 horas antes de que bombardearan todo el aeropuerto. Fuimos a llevar ayuda humanitaria de Cruz Roja y salimos para Yeda, en Arabia Saudita, y de ahí vinimos para acá. Pero en general volamos en todo el mundo. Llevamos muchos refugiados. Tenemos una ONG que se llama Solidaire, que con el avión o llevamos a refugiados por los corredores humanitarios seguros, o llevamos carga logística como esto que fuimos a llevar a Sudán. Volamos sobre los pesqueros ilegales para documentar la depredación. O sea, hacemos las cosas que se pueden hacer con un avión de ese porte y esa autonomía.