Hace aproximadamente una hora Rosario Central hizo oficial el retorno de Ángel Di María. En esa hora hablé con cinco hinchas diferentes: los cinco estaban llorando... las lágrimas son el denominador común de los canallas por estas horas. La emoción domina la escena. Es que el hijo pródigo, el canterano más importante de toda la historia, vuelve a casa

Y no hay lugar para dudas o polémicas. Más allá de la desilusión que se llevaron en su momento cuando Ángel dijo que no, hoy todo es felicidad, hoy todo es emoción. Y no es para menos.

Difícilmente haya jugador con una carrera tan prolífica como la suya, siendo figura de los equipos más importantes de cada país futbolero en los que jugó. Benfica en Portugal, Real Madrid en España, Manchester United en Inglaterra, París Saint Germain en Francia y Juventus en Italia así lo certifican. 

Y su historia de película en la selección: su gol de pibe (tras pase de Leo, su mejor socio de siempre) para el título olímpico, sus inicios en la selección mayor complicados, Diego jugándosela por él, las finales pérdidas, las malditas lesiones, la no convocatoria, las decepciones... y la gran revancha, la reivindicación: el gol del título en el Maracaná, el de Wembley, el de Qatar; la idolatría eterna, las lágrimas, el adiós. Y un lugar en la galería de los grandes de todos los tiempos (que comparte con Maradona, Messi, Passarella y Kempes, nadie más). 

Se había ido demasiado joven. Las urgencias económicas del momento hicieron que la comisión directiva de aquel entonces lo venda prematuramente cuando ni siquiera tenía 18 años. Recuerdo que el día de su partida, saliendo de Palos Verdes (donde entrenaba el plantel) le pregunté: "¿Estás preparado para irte?". "La verdad que no", fue su espontánea e inocente respuesta. "Pero bueno, es lo que hoy toca y sé que voy a volver" aclaró después.

En esas respuestas hubo un acierto y un error. El error fue creer que aún no estaba preparado (a un cráck como él le sobraba talento). El acierto fue la promesa de la vuelta. Promesa que se hizo esperar porque ni el más optimista hubiera imaginado semejante carrerón. 

Hoy el mundo del fútbol habla de su regreso. El sueño que le quedaba por cumplir o, mejor dicho, uno de los sueños que le quedaban por cumplir, porque seguramente ahora tendrá otro con esta camiseta. Un último sueño como para seguir agigantando su leyenda. "Hay que seguir cumpliendo sueños. El libro todavía tiene páginas en blanco" le escribió su otra mitad, Jorgelina Cardozo, hace dos días en un emotivo posteo. Esas páginas se empezarán a llenar pronto.

Una historia de película. Digna de un cuento de Fontanarrosa, que seguramente estará brindando allá arriba con cuanto centralista se cruce. Bienvenido de regreso Ángel, el pueblo Canalla te estaba esperando...