La noticia del fallecimiento de Alejandra "Locomotora" Oliveras, que murió este lunes a sus 47 años tras permanecer internada durante dos semanas en terapia intensiva en el Hospital Cullen de Santa Fe a causa de un ACV, conmocionó a la comunidad del boxeo nacional, dentro de la cual la jujeña se convirtió en un pilar para el desarrollo de la categoría femenina a nivel profesional.
Locomotora fue la única boxeadora argentina –hombres incluidos– que logró erigirse como tricampeona mundial en tres pesos diferentes, habiendo conquistado los cinturones en la categorías supergallo del Consejo Mundial de Boxeo (WBC) y las ligero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Y más allá de sus éxitos competitivos, también se ganó el respeto y reconocimiento de sus pares por su humildad y actitud motivadora.
Esas cualidades fueron destacadas por Marisa Portillo, una boxeadora rosarina que, en el año 2013, fue sparring en algunos de los entrenamientos de Oliveras. La pugilista comentó, además, que nunca perdió la confianza en una posible recuperación de Locomotora.
“Yo esperaba que se recupere”, sostuvo en diálogo con Punto Medio (Radio 2), destacando que se trató de una mujer que “vivió su vida deportiva con pasión”. “No me deja de sorprender esta situación. En el fondo siempre esperé que pudiera salir adelante, porque así era la Alejandra que conocí”, expresó.
Locomotora fuera del ring
Sobre el período en el que compartieron entrenamientos, recordó: “Ella ya había salido campeona del mundo contra Jackie Nava peleando en México, y mi compañero Matías Vidondo –boxeador nacido en Neuquén pero radicado desde hace muchos años en Rosario– estaba por pelear en Estados Unidos, entonces íbamos a guantear a Santa Fe y ahí ayudábamos también a Locomotora”. Aquello sucedió en la época en que Oliveras asestó el KO más brutal de su carrera ante la colombiana Calixta Silgado, en abril de 2013, en una noche en la que defendió el cinturón pluma de la Organización Mundial de Boxeo en Jujuy. Esa brutalidad que descargaba en el ring, que anunciaba con “un físico atípico para lo que era una boxeadora en ese momento, cuando el boxeo femenino no era tan conocido”, convivía con la predisposición que demostraba con sus compañeros y otros deportistas. Portillo recordó que incluso había boxeadores que quedaban intimidadas ante Locomotora, pero que ella “siempre tuvo predisposición de ayudar y que el guanteo saliera bien”. “Fue una persona muy predispuesta al trabajo, al compañerismo y a motivar al otro. Era buena persona en todo momento, y a mí siempre trató de ayudarme a crecer en el boxeo”, remarcó. También se refirió a sus entrenamientos: “En ese momento yo era mucho más chica que ella, y aún así nunca me hizo sentir incómoda”. Destacó, además, el hecho de que siempre levantó la bandera del deporte, algo que “no hacía de la boca para afuera”. “Ella ponía su vida como ejemplo. Todo lo que ganó en el deporte fue a base de sacrificio”, dijo la boxeadora rosarina. Sobre lo que Oliveras significa para el boxeo femenino, hizo hincapié en que ella encabezó la lucha para que las mujeres pudieran pelear en las mismas condiciones que los hombres: “Iba en contra de que a las mujeres les pagaran menos que a los varones. Su lucha fue social, personal y deportiva y estuvo marcada por su vocación de ayudar”. En el mismo sentido, explicó que aunque todas las boxeadoras aspiran a ser campeonas del mundo, son muy pocas las que obtienen esa oportunidad, lo que realza su mérito: “Ella lo consiguió y le ganó a una de las mejores boxeadoras de la historia por nocaut. Por eso se convirtió en una inspiración para todas las boxeadoras que seguimos su camino”. También tuvo un gesto particularmente solidario con Portillo, al ayudarla a llevar a cabo un evento de exhibición en San Nicolás luego de que se cancelara una de sus peleas. “Ella ya era una personalidad pública, entonces le pedimos que nos ayudara para hacer la exhibición. Siendo una figura, campeona del mundo en ese momento, podría haber dicho que no. Pero vino y ayudó para que el evento siguiera adelante”, destacó.