La reglamentación de la ley de humedales incorporó la necesidad de avanzar con un ordenamiento territorial en torno a esos ecosistemas y en la provincia en general. Eso implica no solo regular qué se puede hacer y qué no, sino fijar límites a la producción, al desarrollo inmobiliario y al turístico, sobre todo en las zonas inundables. Una problemática que varía en cada región y que en la Cuenca del Ludueña atraviesa a la zona metropolitana más poblada: el Gran Rosario. Ese trabajo puntual implicará el desafío de coordinar estrategias con unos 30 distritos.

“No se trata de buenas intenciones, el trabajo que hacemos genera normas que se vuelcan en ordenanzas compartidas por cada municipio o comuna y que después deben cumplir todos los actores”, aclaró Pablo Barese, director provincial de Ordenamiento Territorial, en diálogo con Rosario3.

Barese señaló que la discusión comenzó antes de la reglamentación de la ley de protección de humedales. En General Obligado, noreste de la provincia, está el sitio Ramsar Jaaukanigás, ecosistema protegido a nivel internacional, pero la tarea sobre esa zona se hizo con los 23 distritos que integran el área. Eso abarca a las plantas urbanas de municipios y comunas pero se extiende a todo el territorio, incluso a los privados. 

Ese primer esfuerzo de relevamiento del territorio con coordinación de intereses demandó buena parte de 2024 y finalizó en mayo pasado. La segunda región a regular es la Laguna de Melincué en el sur provincial, también reconocida a nivel internacional como sitio Ramsar por su importancia como humedal. A partir de este viernes 4 de julio, se habilitará la financiación de proyectos para los distritos de General López que están comprendidos.

La semana siguiente comenzará, además, la primera etapa en el Gran Rosario con el Ente de Coordinación Metropolitana (Ecom). Una de las prioridades es avanzar sobre la Cuenca del Ludueña y minimizar los riesgos hídricos latentes, mucho más después de las alertas que encendieron las inundaciones en Vera, en mayo pasado, y en Bahía Blanca, en marzo.

Cinco ejes básicos

 

La Dirección de Ordenamiento Territorial forma parte del Ministerio de Ambiente. Es una de las patas del Comité Interministerial que integran junto a otras áreas de Producción, Economía, Obras Públicas y Gobierno. Ese espacio regula la futura convivencia de los santafesinos en su espacio físico y lo hace bajo cinco ejes principales.

En primer lugar, enumeró Barese, la compatibilidad de usos de la tierra. Conciliar las zonas residenciales, con las de producción, las turísticas o de cuidado ambiental estricto. “No puede habilitarse un feedlot para ganado al lado de una escuela”, dijo el funcionario para citar un ejemplo real que advirtieron en las recorridas. 

El riesgo hídrico es otro punto clave del estudio en cada región analizada. La cartografía oficial sobre manchas inundables se actualiza en base a la información de la situación actual. En áreas de posibles inundaciones, no se habilitan (no se deberían habilitar de acá en más) ni urbanizaciones, ni emprendimientos productivos. 

“Tampoco se pueden hacer cabañas para turismo en lugares de riesgo hídrico permanente, hay que pensar en un desarrollo turístico sustentable”, definió Barese tanto para los humedales de Jaaukanigás como Melincué o Ludueña.

El tratamiento de los residuos sólidos urbanos es un problema transversal de las grandes ciudades y también de las pequeñas localidades. El arbolado público, es otro de los ejes bajo la mira. 

En el caso de la movilidad sostenible, no se reduce a los medios de locomoción que no contaminan. “No es solo fomentar el uso de la bicicleta”, resumió el director provincial. Se trata, sobre todo, de pensar el uso de las rutas, las conexiones y repensar el tránsito pesado de camiones que generan peligro para la población.

Jaaukanigás, caso testigo

 

El exsecretario de Planeamiento de Rosario aseguró que la nueva dirección dentro de Ambiente coloca al ordenamiento territorial como una política de Estado porque “todo lo que está en tensión en los territorios, con distintos actores, necesita regulación”.

“Lo primero para aclarar es que lo hecho en Jaaukanigás no es una expresión de deseos. Se crean perímetros donde no se puede intervenir, ni antropizar. Son normas de aplicación para el humedal que deberán respetar los 23 distritos. Cada uno de los municipios o comunas deberán tener su propia ordenanza que incorpore esos principios”, afirmó.

La garantía para el cumplimiento de esa premisa es el registro provincial de municipios y comunas. Las administraciones locales que no cumplan con ese compromiso no tendrán respaldo jurídico para proyectos que puedan desarrollar.

El objetivo es abordar las complejidades como región y no localidad por localidad. “Si un distrito toma una medida pero el de al lado no, eso no tiene sentido. Tienen que ser políticas claras que delimiten qué se puede hacer y qué no”, explicó.

La tarea conjunta en General Obligado cerró en mayo pasado. Parte del trabajo que queda es sistematizar, unificar y publicar un informe que resuma las decenas de planos realizados sobre la base de catastro con los distintos usos del suelo y sus limitaciones. 

Fuente: Ministerio de Ambiente

 

En las referencias de los mapas a los que accedió Rosario3, se dividen zonas por colores: en naranja el área urbana, en violeta la industrial y en verde oscuro la periurbana. Las líneas amarillas son del ex Ferrocarril Belgrano y en verde claro se presenta el amplio Sitio Ramsar Jaaukanigás, entre otros.

Fuente: Ministerio de Ambiente

 

El desafío es traducir las conclusiones en las ordenanzas que cada lugar deberá acondicionar para su implementación. ¿Y los privados que ocupan esa zona del norte provincial con campos y estancias de grandes dimensiones?

“No importa quiénes son los propietarios. Los privados son un actor más y, si bien entiendo que puede ser problemático en algunos puntos, las normas son como cualquier otra: se tienen que cumplir. Esto da un marco de previsibilidad para todos, también para los empresarios que quieran invertir y generar trabajo. Es el cuidado del ambiente y también una visión de desarrollo a futuro”, agregó Barese.

Melincué y Ludueña

 

Ese mismo proceso lo extenderán hacia el noroeste, en los departamentos Vera y 9 de Julio. También comenzó el despliegue en el sur y este viernes 4 se presentarán los proyectos de General López, donde hay nueve distritos que engloban la Laguna Melincué.

La semana siguiente empezará el trabajo con cerca de 30 representantes de municipios y comunas del Área Metropolitana de Rosario. Las acciones se realizan con un fondo del Consejo Federal de Inversiones (CFI) y apoyo de las universidades de cada zona.

“Pensamos en regiones, no en avanzar por localidades porque son 365. Si un municipio nos trae un plan lo podemos hacer pero nuestra idea es avanzar más rápido”, afirmó Barese. Si bien buscan cubrir toda la bota en esta gestión, reconoció que puede quedar trabajo pendiente por la dimensión de la superficie.

“Con 28 distritos del Ecom Rosario ya tenemos un primer trabajo de planes urbanos pero le queremos dar fuerza de ordenanza para que el cumplimiento no sea discrecional de cada jefe municipal y además que tenga una mirada integral”, explicó.

Los riesgos hídricos en la Cuenca del Ludueña ya existen por el crecimiento de las urbanizaciones en la zona de Funes y Roldán, algunas de ellas sin las autorizaciones o ejecutadas sobre las marchas de inundabilidad. “No podemos volver atrás con lo ya hecho pero al menos que no se agrave la situación”, se limitó a decir el funcionario sobre ese punto.

Las lluvias torrenciales que se dan en tiempos cortos de tiempo, como ocurrió en Vera y antes en Bahía Blanca, agudizan la preocupación del estado de la infraestructura por la expansión al oeste de Rosario. Son fenómenos extremos que se dan cada vez más seguido, como consecuencia del cambio climático.

Barese reconoció que los márgenes del Ludueña, Funes y Roldán aparecen entre las zonas “más comprometidas por su cantidad de población”. Señaló que el ordenamiento territorial no licita obras pero sí planifica “una agenda de proyectos clave”. Trabajos imposibles de abordar para una sola ciudad y la dirección provincial ayuda a gestionar y buscar formas de financiarlos. 

Con respecto a la iniciativa de crear una zona protegida de 500 hectáreas en las inmediaciones del arroyo Ludueña, la autopista Rosario-Córdoba y la presa de retención de crecidas, que elevó el Taller Ecologista, el funcionario dijo que conocía el nombre del proyecto (“Reserva San Jorge”) pero no sus alcances. Podría ser analizada en la etapa que se abrirá, en principio, desde el próximo viernes 11 de julio.