La asunción del papa León XIV logró que, en estas pampas, sus dirigentes más encumbrados se arrodillen rápidamente a su entronización. No había sucedido lo mismo con Francisco y se intuye con los movimientos repentinos en redes de acceso público que aprendieron la lección (si es que acaso la hubo). El Papa, el Vaticano, los pastores de las iglesias, no eran mencionados salvo en los pequeños protocolos, como personalidades destacadas. Ese tiempo cambió. En este mundo afilado tras el poder, lo espiritual sube a los escenarios de la política como trampolín, motor o el mismísimo chofer.
La incertidumbre martilla el cuero de la política con el ritmo del segundero de un reloj. No hay certezas. No todo puede ser un matemático juego de ajedrez y allí todo suma. La reciente asunción de León XIV no hizo más que confirmar este patrón. Apenas entronizado, ya comenzaron las peregrinaciones diplomáticas disfrazadas de actos de fe. Líderes que hasta ayer renegaban de cualquier forma de espiritualidad se arrodillan hoy a los pies del trono papal, no por conversión, sino por cálculo. La genuflexión no es espiritual: es estratégica. Buscan una bendición que se traduzca en votos, una frase que les permita legitimarse frente a sus bases.
El presidente Milei vistió animadamente a un León con los atuendos del Papa con un texto alusivo: “Las fuerzas del cielo han dado su veredicto de modo claro. No más palabras Sr Juez. Fin”. Algunos de sus colaboradores incluso musicalizaron con la estrofa iniciática “Hola a todos, yo soy el León...”, su hit de campaña electoral.
La expresidente Fernández de Kirchner saludó desde sus redes. “En el día de la Virgen de Luján patrona de Argentina y Rio Gallegos tenemos nuevo Papa, que recordó con afecto a Francisco, nos habló en nuestra lengua y rezó por la paz y adoptó el nombre de León XIV. León XIII fue el papa del trabajo, padre de la doctrina social de la iglesia a partir de su maravillosa encíclica Rerum Novarum. Lo dicho… no creo en casualidades”, escribió.
Lo preocupante no es solo la manipulación política. También lo es el riesgo de arrastrar al líder espiritual y sus seguidores al barro de la disputa partidaria. Cuando se lo usa como peón en el ajedrez del poder, su palabra pierde fuerza, su figura se desgasta, su misión será otra.
León XIV en su primer discurso leyó 9 veces la palabra “paz”. En sus usos rituales “la paz sea con todos ustedes” y en otros tramos donde la puso en lo alto de los valores.
Según datos de la ONU, actualmente en mayo del 2025, se registran 56 conflictos armados activos en todo el mundo. Son 56 guerras, la cifra más alta desde la segunda guerra mundial. Estos enfrentamientos involucran a más de 90 países, tanto en guerras internas como en conflictos internacionales, lo que refleja una creciente inestabilidad global.
La palabra Paz pesa como un antibiótico que urgente debe aplicarse. Países de Europa ya disponen en sus presupuestos aumentos para la compra o fabricación de armas sobre un oscuro y ennegrecido futuro.
Anoche estuvo sobre un escenario de la ciudad Enrique Piñeyro, actor, realizador y también activo filántropo y activista de eventos solidarios. Antes de actuar en su obra y recién llegado de realizar acciones solidarias en Sudán contó que cada vez les resultan complicadas a las ONG realizar acciones en países en Guerra. “Me inquieta mucho el nivel de deshumanización creciente que veo. En Sudán pudimos salir pocas horas antes de un bombardeo feroz sobre la pista de aterrizaje. Estamos perdiendo el espíritu de manada, la manera en que estamos iniciando conflictos bélicos a mansalva con silencio generalizado. En Ginebra me pidieron que nos dedicáramos a las crisis olvidadas. En el mundo hay guerras muy activas que salvo los bandos que pelean el resto del mundo olvida”, dijo.
Con la consigna de la Paz como urgencia, el viernes a la tarde en el pie del Monumento Nacional a la Bandera se reunieron un grupo de descendientes ucranianos con ciudadanos de ese país recién llegados al país. El objetivo era reinstalar las consignas pacifistas en un mundo que va olvidando los espantos de esas guerras.
Para los “clérigos y pastores” ucranianos la guerra en ese país ha dejado de ocupar los grandes titulares en los diarios, pero su realidad sigue siendo desgarradora. Ayer en Buenos Aires hubo una reunión de ayer como preludio de lo que en Asunción en los próximos días ucranianos de todo el mundo van a hacer: reunirse por la paz.
“No solamente vamos a estar orando por la paz, sino que vamos a estar trabajando, involucrándonos activamente, en la cual va a haber mesas de cada uno de los continentes, pero especialmente la que nos interesa es la de Europa, donde vamos a trabajar mucho por el tema de la paz”, dijo Jorge Pusetsnik, miembro de la colectividad y también activo guía dentro de las rutas y ciudades de la Ucrania en guerra.
El presbítero Jaroslav Trots en su idioma natal, también le pone palabras al espanto. “Cuando comenzó la guerra, entendimos que para la vida no se necesitan muchas cosas. Solo una piecita chiquita, un pedazo de pan y un pedacito de tocino”.
La necesidad de paz no es solo un tema político, es un clamor humano. Millones de personas han perdido no solo sus hogares, sino también a sus seres queridos, su estabilidad emocional y su esperanza en el futuro.
“Es impactante ver la tristeza que hay en el pueblo ucraniano. Estaba en Lutsk, me encontré con una chica, una nena de unos 15, 16 años. Ella venía prácticamente dura, caminando, no hablaba. Entonces yo le pregunté al pastor que la traía, digo esta chica nació así, de esa manera. Dice, no, esta chica ganó la Olimpíada de Matemáticas antes de la guerra. ¿Y qué pasó? Bueno, vinieron 15 soldados rusos, delante de ella torturaron a cada uno de sus familiares y los mataron y la violaron. Vidas como la de ella, hay cantidad, cantidad de niños que están todos los días quedando huérfanos, cantidad de gente que está perdiendo sus afectos. La comunidad internacional no puede acostumbrarse al conflicto”, agrega.
La necesidad de paz no es solo un tema político, es un clamor humano
Los niños en particular están pagando un precio altísimo. Muchos han quedado huérfanos, otros viven con traumas profundos por la violencia presenciada. La niñez ucraniana está siendo marcada por el horror, cuando debería estar construyendo sueños.
“Las iniciativas por la paz, como cumbres internacionales o movimientos de fe y política, son fundamentales para mantener vivo el compromiso con la solución. Antes pensábamos que éramos pobres, pero la guerra mostró que realmente somos ricos. Porque la riqueza más grande es la paz”, dice el Presbítero ucraniano Jaroslav Trots.
El mundo en guerra, olvida o promociona sus mejores muertes. Con cinismo se odia lo suficiente para apretar un gatillo y despedazar eso que se odia los suficiente. Con Leones buenos o leones malos no alcanza. Hay selva para rato y por supuesto para todos nosotros. Mientras las mentiras se arrodillan para tironear de una sotana poderosa que aporte nuevas monedas a las escuálida e inmoral política electoral.