Quince veces dijo “obras”, 14 “método” y 9 “carácter”. Las tres palabras que más repitió en la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura dejan en claro qué es lo que Maximiliano Pullaro quiso mostrar como características de su gobierno, cómo se autopercibe la administración que encabeza: una gestión del hacer, que se propone alejada de cualquier estrategia inmovilista y conservadora, con sistema –es decir profesionalismo– y decisión.
En un caso explícito y en el otro no, dos detalles ubicaron al gobernador como protagonista de un cambio de época, justo en un acto en el que pareció terminar de emerger el relato pullarista: esta fue la última vez que, reforma constitucional mediante, el período ordinario comenzó recién el 1º de mayo, y la primera que el discurso fue leído desde un dispositivo digital –una tablet– y no de un papel.
El discurso comenzó con un balance que fijó un mojón: el que pronunció en el mismo lugar un año atrás, en medio de la crisis que había generado los crímenes "terroristas" de cuatro trabajadores rosarinos, a los que mencionó con nombre y apellido, en el mes de marzo de 2024.
Los logros en materia de seguridad, con la baja del índice de homicidios en primer plano, ocuparon el primer tramo de las palabras del mandatario provincial, que tomó el tema para fijar otro concepto. Ese hacer, con método y decisión, tiene un primer objetivo cumplido, que es el contrato electoral principal que asumió con la ciudadanía: recuperar el “orden en las calles y en las cárceles”.
Sí, la palabra “orden” también sobresalió en la nube de términos del discurso junto a las ya nombradas. Podrían enumerarse algunas más como “austeridad”, “transparencia”, “eficiencia” y “desarrollo”. Signo de otra conceptualización fundamental del relato pullarista. Santa Fe achicó su gasto público, mandato de la era libertaria en la Argentina que incluye una caída abrupta de los ingresos por coparticipación. Pero el ajuste, planteó Pullaro, “no es un fin en sí mismo” sino que tiene un sentido que lo ubica en una vereda diferente a la del gobierno de Javier Milei: no se busca destruir el Estado, sino hacerlo más eficiente para ponerlo al servicio de que la provincia tenga un plan de obras públicas, que según él es el más importante del país, para favorecer la producción y el crecimiento económico.

Así, colocó sobre la mesa el modelo Santa Fe como contracara de los que recortan presupuestos sin otro objetivo que la cuenta del Excel cierre en cero y, en clara referencia al kirchnerismo, de los que “pesaban la plata” sin que las obras públicas se concretaran. Como una tercera vía. “En Santa Fe hay construcción y obra pública sin corrupción”, dijo en una frase destinada a unos y otros.
Los reproches a la administración Milei incluyeron clásicos del pullarismo –retenciones agropecuarias y falta de mantenimiento de las rutas nacionales– y fueron acompañados por una defensa del asociativismo que el gobernador impulsa con otras provincias. “Trabajamos para que esta sinergia nos permita crecer y defendernos mejor frente al centralismo, que sigue sin comprender que al Interior productivo hay que mirarlo para estimular su competitividad, y no solo como un botín de recursos para sostener al país macrocefálico y desigual, que se agolpa en el Gran Buenos Aires”, señaló.
Inmovilismo cero
Aunque lo saludó especialmente, al igual que al otro ex gobernador presente en la Legislatura, su “querido amigo” Antonio Bonfatti, Pullaro también buscó dejar bien claras, en varios tramos, las diferencias entre su gestión con la de Omar Perotti. Así, fue del aumento del número de patrulleros que circulaban en Rosario desde cuando asumió hasta hoy –de 20 móviles a “entre 280 y 296”– a un textual que habla del espíritu que quiso transmitir: “Solucionar más que comentar. Hacernos cargo de situaciones complejas que se acumulan y empeoran cuando no se las asume y se las atiende”.
Pullaro quiso mostrar que encabeza un gobierno de “acción”, que tiene voluntad “trasformadora” y que asume los costos políticos que implica salir de la “comodidad del inmovilismo”.
Una administración reformista que no es rupturista, pero tiene la voluntad de sacudir la modorra de las instituciones y los poderes santafesinos. Convencida de que “para que los cambios se produzcan hay que empujar los límites” y que si hay algo de lo que quiere diferenciarse es del conservadurismo que caracterizó, sobre todo, a las administraciones justicialistas anteriores.
En esa línea, anotó las tres grandes reformas que impulsó el año pasado: la previsional –ya concretada–, la judicial –con la renovación hasta ahora parcial de la Corte Suprema– y la constitucional –que está en proceso–.
A esta última, en el discurso, la planteó como una “enorme oportunidad” de modernizar las instituciones de la provincia, “sin privilegios ni poderes ilimitados”. Ya afuera, en declaraciones a la prensa, defendió también la posibilidad que tendrá de ser reelecto, con el argumento de que, en última instancia, eso lo definirá el pueblo con su voto.
Gesto para los estatales
Acaso porque justamente hubo una mirada sobre el voto en las últimas elecciones de convencionales es que el gobernador incluyó, en su presentación ante los legisladores, un agradecimiento especial “a los trabajadores del Estado santafesino”, a quienes les pidió comprensión por la parte que les toca en el ajuste de las cuentas provinciales. “A medida que vayamos ofreciendo resultados y sigamos ordenando el funcionamiento de la administración, nuestro Estado tendrá mejores posibilidades de retribuir a cada quien su esfuerzo y compromiso”, dijo en medio de una paritaria que empezó con duras discusiones y disconformidad del lado de los empleados públicos.
Todas las lecturas del resultado electoral del 13 de abril apuntan a que la poca diferencia que el oficialismo liderado por el propio Pullaro le sacó a la oposición en Rosario obedece al menos en parte a que empleados públicos y docentes –que en 2023 lo apoyaron masivamente– esta vez manifestaron su enojo con la política salarial y otras medidas del gobierno provincial hacia el sector.
Los costos políticos de los que habló también el gobernador.