Un recluso que en el primer semestre de 2023 llevó a cabo una serie de extorsiones desde un penal provincial fue condenado a una pena de 7 años y medio por tres causas acumuladas de tentativa de extorsión y una en grado consumado. El preso, que ya purgaba una condena por tentativa de robo y lesiones por violencia de género, se arrogó el cobro por “protección” en nombre de “la mafia” y de “los Cantero”, por el apellido íntimamente ligado a la banda de Los Monos, aunque no mantenía parentesco alguno. En total, recibió una pena unificada de 13 años de prisión. Su pareja, considerada coautora de uno de los aprietes, recibió cinco años de cárcel.
El condenado este miércoles en juicio abreviado por el juez Mariano Alliau es Natanael Suppa, de 25 años, quien cometió los delitos endilgados desde la Subunidad Nº 3, ubicada en el Complejo Penitenciario de 27 de Febrero al 7899, entre abril y julio de 2023. A fines de ese mes, a partir de una investigación del fiscal Pablo Socca, la maniobra fue desbaratada, y su novia, Yamila Varela, fue detenida por ser cómplice de su negocio.
El fiscal Socca indicó que, de las cuatro extorsiones investigadas –todas cometidas con un celular ingresado a ese penal del oeste rosarino–, una llegó a concretarse.
El 4 de abril de 2023, Suppa comenzó a extorsionar a un chofer de Uber que hacía préstamos de dinero a baja escala, exigiéndole el pago de medio millón de pesos en concepto de “protección”.
“Te voy a reventar la cabeza, si me hacés renegar se triplica lo que me debés”, le decía Suppa a la víctima, que entregó dinero, aunque no la suma completa. En los primeros días de abril dio 300 mil pesos, que dejó en una bolsa ecológica arrojada a un contenedor de residuos. Días después, el recluso volvió a escribirle para reclamar el resto: le faltaban 210 mil pesos. “La plata se vuelve a ganar, la vida no se vuelve a vivir”, le escribió por WhatsApp.
Según explicó el fiscal en la audiencia imputativa, el recluso volvió a extorsionar. Fue diez días después, cuando una mujer golpeó la puerta de la víctima, preguntó por él y le pidió “que se comunique con Natanael”. Al acceder por temor, el preso le dijo que, supuestamente por “haber batido la cana”, un allegado suyo había sido detenido. Con esa excusa, le exigió un millón de pesos y lo amenazó.
La víctima, en esta oportunidad, entregó 200 mil pesos más un televisor de 32 pulgadas. Quien retiró el dinero y la TV fue una mujer, que resultó ser Yamila, la pareja de Suppa.
El preso fue por más. Una semana después le pidió medio millón de pesos más, con el pretexto de que, por la denuncia policial, había tenido que pagar ese dinero a un abogado. Luego, el monto solicitado –bajo amenaza– se incrementó: le indicó que debía entregarle tres millones de pesos, a pagar en cuotas de un millón.
Con la coordinación de una entrega controlada, la víctima volvió a entregar dinero. En ese momento, la Brigada Operativa de la Agencia de Investigación Criminal detuvo a Yamila Varela y allanó su domicilio de Fonseca al 5600, en barrio Saladillo. Allí se secuestraron dos celulares, marihuana, balanzas, 153 mil pesos y el televisor de 32 pulgadas que había sido una de las tantas partes de pago.

Por esos trozos compactos de marihuana, Varela fue condenada a cuatro años de prisión en juicio abreviado ante el Tribunal Oral Federal Nº 3. Ahora, esta joven de 22 años recibió una pena única de 7 años y 6 meses de prisión, y deberá pagar una reparación económica de 100 mil pesos y entregar una cadena y dos aros de oro de 18 kilates, que fueron incautados en julio de 2023.
En el caso de Suppa, en mayo de 2022 había sido condenado a 2 años y 6 meses de prisión por robo calificado por el uso de arma blanca en grado de tentativa, lesiones leves dolosas, violencia de género y amenazas simples. Como ya tenía una pena anterior, el monto total había quedado establecido en una condena unificada de 5 años y 6 meses de prisión.
Ahora, la nueva condena fue fijada en 13 años y una multa de un millón y medio de pesos. Además de la extorsión consumada, sumó otras tres en grado de tentativa. En uno de esos casos, apeló a lugares comunes de la mafia local para intentar arrancarle dinero al dueño de un carrito de comidas de zona sur. Lo dejó registrado en un audio de WhatsApp que luego llegó a la Fiscalía: “Plata o plomo; no batás la cana, sabés cómo es esto. Trabajamos para los Cantero, sabemos quién es tu hijo, tu familia, adónde vivís, quién trabaja en el local y el horario en el que funciona”. El mensaje fue acompañado por un video donde un hombre con máscara, cargando un revólver, decía: “Pagá o nos cargamos a toda tu familia”.