Según un amplio metaanálisis paneuropeo liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, España, la exposición a la contaminación del aire durante el embarazo, en particular a partículas finas (PM2.5), puede aumentar el riesgo de sobrepeso u obesidad infantil. Los resultados se publicaron recientemente en Environment International.
Para el estudio se analizó la relación entre distintos contaminantes atmosféricos presentes durante el embarazo y la infancia, con el impacto en el índice de masa corporal (IMC) y la probabilidad de desarrollar exceso de peso en la infancia.
El estudio
La investigación evalúa cómo los factores ambientales estresantes en las primeras etapas de la vida logran afectar la salud a largo plazo. Se recopilaron datos de madres e hijos pertenecientes a diez cohortes de nacimiento en 8 países europeos. En total, participaron 37.111 parejas madre-hijo durante el periodo prenatal y 33.860 durante la etapa infantil.
El equipo investigador calculó las concentraciones promedio anuales y durante el embarazo de dióxido de nitrógeno (NO₂) y PM2.5 en los lugares de residencia de las familias, utilizando modelos geoespaciales.
Se abarcó desde la gestación hasta los 12 años de edad de los niños. La altura, el peso y la edad se obtuvieron mediante evaluaciones clínicas o a partir de información proporcionada por las familias, y se emplearon para calcular el IMC. Posteriormente, se estimaron las asociaciones específicas por cohorte entre la exposición a la contaminación y los resultados relacionados con la obesidad infantil, que se integraron en un metaanálisis conjunto.
Un aumento de riesgo de sobrepeso
La exposición a niveles elevados de PM2.5 durante la gestación se asoció a un aumento del 23% en riesgo de sobrepeso u obesidad infantil. La asociación fue más pronunciada entre los 9 y 12 años. En cambio, el estudio no halló vínculos con la exposición a PM2.5 durante la infancia ni con el NO₂ en ninguna de las dos etapas.
“Nuestros resultados indican que el periodo gestacional podría representar una ventana particularmente vulnerable para el riesgo de obesidad infantil. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para identificar con precisión los periodos críticos durante los cuales la exposición a la contaminación del aire podría influir en este riesgo y para confirmar estos hallazgos”, afirmaron.
Además, explicaron que “los mecanismos biológicos que pueden explicar la relación entre la exposición a la contaminación atmosférica y el aumento de peso en los niños aún no se conocen del todo”.
"En estudios anteriores, la exposición durante el embarazo se ha relacionado con un crecimiento fetal reducido y un bajo peso al nacer. Esto puede deberse al estrés oxidativo, la inflamación, problemas en el desarrollo de la placenta o alteraciones hormonales. Estos mismos procesos también podrían afectar al crecimiento y aumentar el riesgo de obesidad durante la infancia, como se ha demostrado en estudios con animales”, añadieron.
Heterogeneidad entre cohortes
Los resultados mostraron que las asociaciones entre los contaminantes atmosféricos y la obesidad infantil variaron sustancialmente entre cohortes. Por ejemplo, la exposición prenatal y posnatal a PM2.5 se relacionó con un IMC más bajo en todas las edades en las cohortes del Reino Unido, mientras que en una cohorte neerlandesa la exposición infantil a PM2.5 y NO₂ se asoció con un IMC más elevado.
“Esta heterogeneidad podría explicarse por las diferencias en los niveles de contaminación del aire entre cohortes, posibles variaciones en los hábitos de vida de los niños en cada país, que podrían influir tanto en su exposición a la contaminación como en su peso corporal, así como otros factores específicos del entorno urbano de cada ciudad”, concluyeron.
Fuente: EFE.