En Argentina ocurren alrededor de 60 mil accidentes cerebrovasculares (ACV) en forma anual, a la vez que esta dolencia es una de las principales causas de mortalidad y discapacidad adquirida en adultos. Sin embargo, se engloba dentro de lo denominado "tiempo-dependiente", ya que si los signos se identifican a tiempo y la persona es atendida en forma adecuada inmediatamente, las posibilidades de recuperación aumentan significativamente.
Por todo ello, expertos resaltan la importancia de reconocer los síntomas y contar con un sistema de respuesta ágil, el cual incluya una red de atención preparada para actuar con rapidez y eficacia: desde la atención telefónica en el servicio de emergencias, el propio sistema de emergencias y el manejo dentro de los centros de salud que deben estar preparados para recibir a estos pacientes.
Un buen funcionamiento de estos elementos de la cadena (reconocimiento de síntomas + buena respuesta del sistema de salud) favorece que quienes reciban el tratamiento correspondiente lo antes posible tengan una mejor recuperación. El ACV es considerado una urgencia médica y, como tal, es clave actuar con velocidad para tener un mejor pronóstico.
“El ACV no avisa. Se manifiesta de manera súbita y cada minuto cuenta. Por eso es fundamental que la comunidad sepa qué hacer ante un potencial cuadro de ACV y que los sistemas de salud estén organizados para dar una respuesta coordinada y veloz”, señalan expertos.
Tipos de ACV
-Isquémicos: Cuando una arteria cerebral se obstruye.
-Hemorrágicos: cuando se rompe un vaso sanguíneo.
En ambos casos, la urgencia es la misma: la atención médica debe iniciarse lo antes posible. En el caso del ACV isquémico, existe una “ventana terapéutica” para recibir el tratamiento que ayuda a desobstruir la arteria cerebral, lo que permite mejorar el pronóstico y evitar las secuelas.
Síntomas más frecuentes:
-Pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en el rostro, brazo o pierna (especialmente de un solo lado del cuerpo).
-Dificultad para hablar o entender.
-Alteraciones visuales.
-Problemas para caminar.
-Pérdida del equilibrio.
-Dolor de cabeza súbito e intenso sin causa aparente.
“No hay que subestimar estas señales. Muchas veces las personas piensan que es algo pasajero, que se les va a pasar, y demoran la consulta. Esa espera puede traducirse en secuelas irreversibles o incluso en la muerte. La indicación siempre debe ser la misma: llamar de inmediato al sistema de emergencias”, indicaron.
La atención adecuada en salud
Al reconocimiento de síntomas debe sumarse necesariamente el trabajo con una red de atención estructurada: ambulancias entrenadas para identificar un posible ACV en forma rápida, brindar primeros cuidados, así como trasladar al paciente a un centro adecuado donde lo espere un equipo preparado con el equipamiento necesario.
“No todos los hospitales están en condiciones de brindar atención integral ante un ACV. Por eso es fundamental que el traslado se haga al lugar correcto desde el primer momento. Esto requiere coordinación, comunicación fluida entre los equipos y la implementación de protocolos validados internacionalmente”, detalló.
Los centros especializados deben contar con personal capacitado las 24 horas, estudios de imágenes cerebrales -por ejemplo, tomografía computada-, terapia intensiva y quirófano. La disponibilidad de estos recursos y la rapidez con que se actúe pueden marcar una diferencia enorme en el pronóstico del paciente.
La prevención
Sobre la misma, expertos indicaron: “En muchos casos, el ACV es evitable. Hay factores de riesgo modificables como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, el colesterol elevado y el sedentarismo, que predisponen a desarrollarlo. Controlarlos reduce las posibilidades de tener un evento cerebrovascular. La prevención empieza con hábitos saludables y con chequeos médicos periódicos”.
Fuente: NA.